El pulso de los equipos continúa, con el director general de Visma-Lease a Bike a la cabeza, para que los organizadores de las carreras se replanteen la organización del ciclismo, hacer este deporte más rentable y, lo más importante al fin y al cabo, ser partícipes de los beneficios que se generan que, en la actualidad, recaen casi en su totalidad en los grandes organizadores.
Parecerse a la Formula 1: Objetivo de la Superliga de ciclismo.
Lo que hasta hace semanas parecía la habitual pataleta de los equipos ciclistas, va tomando fuerza y amenaza con cambiar el ciclismo tal y como lo conocemos desde sus inicios en los albores del siglo XX.
El proyecto de Superliga de ciclismo, impulsado por los equipos, necesitados de mayores fuentes de ingresos ante el aumento de los presupuestos año tras año ya que, como siempre ha sucedido, estos únicamente dependen de las aportaciones de los distintos patrocinadores.
Mientras tanto, aspectos como derechos televisivos o de imagen son recibidos casi en exclusiva por los organizadores de las carreras y, ni siquiera por todos, ya que son los grandes organizadores, aquellos que acaparan la organización de las grandes pruebas como ASO/Unipublic, RCS o Flanders Classics quienes se llevan el grueso del pastel.
Una Superliga que cuenta, como cabeza visible con el director general de Visma-Lease a Bike, Richard Plugge y ya ha sido bautizada como One Cycling. Plugge es claro respecto a la necesidad de una Superliga: “El negocio del ciclismo ronda los 500 millones mientras que el de la bicicleta en general está en 55.000 millones” según declaraba el dirigente en medios belgas.
Richarrd Plugge tiene claro hacia donde se debe dirigir el ciclismo: “Queremos hacer del ciclismo una Formula 1” afirmaba con rotundidad aunque tampoco desvelaba ni ha trascendido cuál sería el formato y calendario de esta nueva Superliga, aunque Plugge apuntaba «necesitamos tener un calendario, con un número limitado de carreras en las que estén los mejores corredores».
En cualquier caso, el proyecto One Cycling tendría un formato de liga con el que se buscaría atraer nuevos patrocinadores, así como controlar los derechos tal como ocurre en competiciones como la mencionada Formula 1, NBA, UFC, etc.
Un proyecto que, pese al ruido de fondo que viene generando aún parece estar bastante verde y falto de definición. De momento, la temporada 2024 arranca tal como viene siendo habitual, con las carreras australianas. Habrá que estar pendiente de la evolución de esta apuesta y, por supuesto, de la respuesta de los organizadores, especialmente de ASO, que seguramente no estarán por la labor de ceder los privilegios que vienen disfrutando desde que alcanzan las hemerotecas.
Tampoco se hace referencia, como siempre ocurre con estas propuestas, al destino que esperaría a carreras menores que, en mayor o menor medida siguen teniendo su relevancia en el calendario como las pequeñas vueltas de inicio de temporada, semiclásicas, las pruebas italianas de septiembre, etc. Ni tampoco qué ocurriría con los equipos más modestos que no pudieran acceder a esta elitista competición.
Sin ir más lejos, tenemos el antecedente de la llegada del World Tour, que inicialmente partía de una idea similar a la que ahora se propone para la Superliga, impulsada en su día por el que fuera director de la ONCE, Manolo Sainz.
La creación del World Tour supuso la puntilla para muchas competiciones que se organizaban de forma totalmente artesanal, en ocasiones por el impulso de una única persona, frente al paradigma de total profesionalización que se implantó.
También supuso la desaparición de un ingente número de equipos, incapaces de hacer frente a los requerimientos económicos de las categorías superiores y que quedaban expulsados prácticamente de los focos de la competición.
Fuente: www.brujulabike.com