Remco Evenepoel revalidó este domingo su título de campeón mundial de contrarreloj, esta vez en Zúrich (Suiza), ante el mismo rival al que venció el año pasado, el italiano Filippo Ganna, campeón en 2020 y 2021; en una jornada donde América, por intermedio de la estadounidense Chloe Dygert, se anotó un bronce en la misma especialidad entre las damas.
Para el belga, la victoria supone culminar una temporada de ensueño, pues resultó doble campeón olímpico en París, donde se hizo con el oro en contrarreloj y en ruta. En la prueba de este domingo, de 46,1 kilómetros, Evenepoel se impuso con 53 minutos y dos segundos, siete menos que Ganna y 54 por delante de otro italiano Edoardo Afín. Con esta victoria, Evenepoel suma 59 triunfos como profesional, el noveno en esta temporada.
Hubo nervios en la rampa de salida. Evenepoel, como campeón en 2023 salió el último de la fila, tras Ganna y Primoz Roglic. Estaba concentrado, sobre su bicicleta dorada, recuerdo de su medalla en los Juegos Olímpicos de París. Lucía también un casco del mismo color, y después de meter la zapatilla en el calapié, pedalea hacia atrás en un acto reflejo. Utiliza un desarrollo descomunal y con ese gesto de contrapedal, se le sale la cadena. Quedaba apenas un minuto para salir.
Acude raudo un auxiliar para intentar ponerla en su sitio, pero no atina, es la tensión del momento; se aparta el juez de salida para dejar espacio a los ayudantes. No entra a la primera, ni a la segunda. Desde el coche llegan con otra bicicleta, el sofoco es ya máximo, quedan veinte segundos para la hora de la partida y el reloj no perdona.
Al final entra la cadena en su sitio, casi cuando comienza la cuenta atrás de diez segundos. El juez descubre en el suelo una pieza de la bicicleta que se ha desprendido en el fragor de la batalla, se la entrega al mecánico que la observa, la analiza y determina que no es fundamental para la carrera. Todo en orden.
O tal vez no, porque Remco se percata enseguida de que el potenciómetro no le funciona. En el ciclismo moderno pesan más los datos que las sensaciones. Algunos corredores se sienten huérfanos sin la máquina que les cuenta cuál debe ser su cadencia, dónde deben apretar y cuando aflojar. Evenepoel no se encuentra a gusto. “Al principio tenía que ir por sensaciones y en la zona de subida me costó porque fui demasiado a tope. Sin potenciómetro no me resultaba fácil conseguir mantener la potencia que quería tener.”
Pese a todo, todavía sin conocer el incidente del potenciómetro, Evenepoel estaba tranquilo cuando el reloj llega a cero y salió de la pista del velódromo de Oerlikon, bordea el lago Greifensee, después el de Zúrich, llega a la meta y gana. Sencillo sobre el papel, una obra extraordinaria, una más, para el ciclista belga, tercero en el Tour, doble campeón olímpico, con dos mundiales contrarreloj ya en las piernas, que no deja ni las migajas para los rivales.
El italiano Ganna volvió a tener que lidiar con la frustración, aunque su país mete también a Edoardo Affini en el podio, pero nadie puede con el belga, que parece atrancado en los ligeros repechos del recorrido, pero vuela con el terreno favorable, a 52,043 kilómetros por hora de media.
Un esfuerzo agotador como en cada contrarreloj larga. 46,1 kilómetros de sacrificio y dolor de piernas, en los que gana el que más aguanta. “En la subida lo pasé mal”, reconoce el fenómeno belga, “pero ya en la bajada me volví a sentir con fuerzas para seguir”.
En la prueba femenina, la australiana Grace Brown se llevó el oro, con 16 segundos de ventaja sobre la holandesa Demi Vollering y casi un minuto en relación a la estadounidense Chloe Dygert, primera medalla para América en esta lid universal.
Pese al éxito, Brown se retirará al acabar la temporada, como había anunciado. “La decisión está tomada. Voy a dejarlo al final de este año y tengo la suerte de poder cerrar mi cara deportiva con los triunfos en el Mundial y los Juegos Olímpicos”.
Fuente: EL País, España