En plena resaca tras el Tour de Francia y el inusual Campeonato del Mundo unificado, llega el turno de La Vuelta a España 2023, que se disputará desde el próximo 26 de agosto hasta el 17 de septiembre con una participación de auténtico lujo que promete hacernos vibrar desde su arranque en Barcelona.

Será la última oportunidad para los ciclistas que a lo largo del año no han conseguido cumplir con sus objetivos, opción de redondear una gran temporada para otros y objetivo prioritario para algunos. La Vuelta a España 2023 se presenta un año más, a priori, como una prueba apasionante, este año si cabe, más que nunca, al menos si miramos al as últimas campañas.

Todo ello pese a que, al comienzo de la temporada, pocos eran los que apostaban por la relevancia de La Vuelta por el condicionante de las fechas elegidas para el nuevo Super Mundial de Ciclismo y que han hecho que muchos haya prácticamente puesto fin a su temporada 2023 tras el mismo.

Una gran participación que además se verá aliñada por un trayecto con la dureza muy repartida a lo largo de sus tres semanas en un recorrido variado en el que no sabremos cuándo podrá saltar la sorpresa.

La Vuelta a España sigue afianzando una propuesta en la que la dureza se reparte equitativamente a lo largo de las tres semanas que dura la carrera a lo que se suman etapas de kilometraje contenido y finales en alto.

Comenzará La Vuelta a España 2023 en las calles de Barcelona con una contrarreloj por equipos de algo más de 14 kilómetros que no debería suponer ninguna relevancia de cara a la clasificación general.

Sin embargo, ya en la 3ª etapa comenzaremos a ver movimiento con una jornada que termina en la estación andorrana de Pal-Arinsal previo paso por el Coll d’Ordino y en la que podríamos comenzar a ver algún movimiento entre los favoritos, principalmente, por el juego que pueden dar dos subidas encadenadas con tan sólo unos pocos kilómetros llanos entre medias y la importante dureza de algunos tramos de último puerto.

Tan sólo tres días más tarde, llegará un nuevo final en ascenso con la llegada ubicada en la estación de esquí de Javalambre, en una etapa muy similar a la vencida por Ángel Madrazo en la edición 2019. Terreno propicio para fugas, sin grandes dificultades, pero con un terreno tremendamente duro y sin apenas descanso.

Concluirá la primera semana con la disputa de una etapa de media montaña con final en uno de los clásicos de la provincia de Alicante como es el corto, pero duríximo Xorret de Catí. La carrera viajará hasta tierras murcianas al día siguiente para un nuevo final en alto, esta vez en la localidad de Caravaca de la Cruz.

La segunda semana arrancará fuerte tras el día de descanso con la disputa de la única contrarreloj individual con un trazado semiurbano por las calles de la ciudad de Valladolid lo que sin duda restará importancia a la influencia que el viento suele tener por estos lares.

Aun así, las largas rectas que jalonan el trazado, un perfil prácticamente llano la convierten en un lugar donde los especialistas pueden sacar a relucir sus cualidades. Tras lo vivido en el Tour prometemos no opinar sobre los 25,8 km de la misma que, sobre el papel, no deberían arrojar grandes diferencias, aunque, estando una fiera como Remco Evenepoel en liza, quién sabe lo que puede ocurrir.

Sin descanso, el pelotón se dirigirá a tierras sorianas para afrontar en una etapa de corte monopuerto con el ascenso a la Laguna Negra de Urbión. Una jornada en la que, como la otra vez que llegó hasta aquí la carrera, no es probable que las diferencias superen unos pocos segundos por la poca dureza que ofrece esta subida.

De hecho, es más probable que pueda resultar más decisiva la jornada del día siguiente entre Ólvega y Zaragoza, sobre todo por la orientación de la ruta en los últimos 60 kilómetros que dejan al pelotón a merced del temido Cierzo si este decide hacer su aparición.

Llegamos así a las que seguramente sean las jornadas más decisivas de la carrera con unos Pirineos que tienen especial protagonismo en esta edición de La Vuelta 2023, comenzando por la etapa que conducirá al pelotón desde la estación de esquí de Formigal hasta la cima del Tourmalet, previo paso por el Aubisque y Spandelles. Jornada durísima a la que únicamente podemos poner el pero de sus paupérrimos 134 km.

Tan dura o más será la etapa del día siguiente en donde la carrera ascenderá el que han denominado como Col Hourcére, que no es otro que el habitualmente conocido como Col d’Issarbe, una de las vertientes del macizo de la Piedra de San Martín.

Tras él, en vez de continuar ascendiendo hacia la frontera española, la carrera descenderá por la carretera del Col de Soudet para dirigirse hacia el que probablemente sea uno de los puertos más duros de los Pirineos, el mítico Larrau que hizo claudicar incluso al propio Miguel Indurain.

Quedarán como postre de esta jornada el pequeño puerto de Laza y un final de etapa en el conocido, por esta vertiente, como puerto de Belagua que no es otro que la famosa piedra de San Martín, aunque por su cara navarra no muestre la dureza inhumana de sus 6 vertientes francesas, pero que, sin duda, tras la batalla que se pueda presentar en el Larrau, podría dar más de una sorpresa.

Y cerrará la segunda semana una etapa rompepiernas camino de Lekunberri que, tras la dureza acumulada en las dos jornadas anteriores debería ser una buena ocasión para que los caza etapas pudieran jugar sus bazas.

El pelotón afrontará la segunda jornada de descanso en Santander para desde ahí, encarar el ya habitual periplo por las tierras regadas por el Cantábrico, comenzando por una jornada de recorrido costero y un nuevo final en alto de esos tan habituales en La Vuelta, en este caso, en la localidad de Bejes.

Será el preludio de la llegada del mítico Angliru, en otra jornada de kilometraje de carrera Junior y que nos ofrecerá, previo al ascenso final, los pasos por Colladiella y Cordal. Quizás juegue la organización de La Vuelta al despiste al no haber querido endurecer en demasía esta etapa ya que al día siguiente los ciclistas afrontarán otro segmento este sí, de 179 km en el que se ascenderá el temible Puerto de San Lorenzo y rematará el día con una doble subida a La Cruz de Linares, donde se situará el final en el segundo de los pasos.

De aquí debería salir la vuelta totalmente sentenciada, aunque, como siempre se suele decir, aunque luego pocas veces ocurra, quedará una última jornada en la Sierra de Guadarrama, esta vez, con una propuesta totalmente diferente a los conocidos puertos.

En su lugar la organización ha buscado un recorrido ratonero en el entorno de San Lorenzo del Escorial con un circuito en el que se totalizan nada menos que 10 puertos puntuables. Como referencia, os remitimos al Campeonato de España que se disputó en estas mismas carreteras poco antes del Tour para que veáis el juego que puede dar la jornada.

Fuente: www.brujulabike.com