Las tarjetas amarillas desembarcan en el mundo del ciclismo. La UCI oficializó su entrada en vigor a partir del 1 de agosto, y la primera gran ronda en la que serán aplicadas es la Vuelta a España 2024. Muchos se preguntan qué consecuencias tendrá esta novedosa medida.

Las tarjetas amarillas serán utilizadas por los comisarios de carrera para sancionar cualquier infracción que ponga en riesgo la seguridad de la competición, ya sea a los ciclistas, a los equipos o a cualquier parte implicada. Estas quedarán reflejadas en el comunicado de cada etapa, por lo que no acarrearán consecuencias hasta el siguiente día de competición.

El sistema de sanciones ideado por la UCI está en periodo de prueba hasta el 31 de diciembre del 2024. Esto implica que las penalizaciones emitidas hasta que finalice el año no derivarán en la suspensión o descalificación de los implicados.

A principios del pasado mes de junio, la UCI aprobó varias medidas en el congreso realizado en su sede en Aigle (Suiza) encaminadas a garantizar y mejorar la seguridad de los ciclistas, tras las recomendaciones elaboradas por SafeR, la nueva estructura que vela por la seguridad de los ciclistas.

De todas las nuevas medidas que se adoptaron, sin duda la que más llamó la atención es la de la entrada en vigor de las tarjetas amarillas, junto a la limitación del uso de los pinganillos, siguiendo un poco el modelo que se aplica en el fútbol para sancionar las acciones del juego que el colegiado considera fuera de lugar.

A partir del 1 de enero del 2025, las tarjetas amarillas entrarán en funcionamiento. Estas reflejan tres tipos de suspensiones:

– Suspensión de 7 días: Será aplicada a los ciclistas que reciban dos tarjetas amarillas durante la misma carrera

 – Suspensión de 14 días: Será aplicada a los ciclistas que reciban tres tarjetas amarillas dentro de un plazo de 30 días

– Suspensión de 30 días: Será aplicada a los ciclistas que reciban seis tarjetas amarillas dentro de un plazo de 365 días

Fuente: Agencias de Noticias