Menos de 24 horas duró Richard Carapaz (EF Procycling) vestido de líder del Tour de Francia. Un voraz monstruo de nombre Tadej Pogacar (UAE Team Emirates) estalló en vatios en el Galibier y con la victoria de etapa en Valloire recuperó el liderato de una “Grand Bouclé” que tras su periplo italiano hizo su entrada en Francia con el esloveno diciendo presente, aquí estoy yo, con un doblete que significó un primer y fuerte golpe a la moral de todos sus rivales.

Desde Pinerolo se anunciaba una batalla a muerte en el gigante alpino y el aviso de guerra se lo tomó muy en serio el UAE Team Emirates que hizo una “Team Sky” en el segundo puerto más visitado por la carrera tras el Tourmalet.

El equipo emiratí que puso en la salida de Florencia un Dream Team con corredores ya probados en los podios de las tres grandes como: Joao Almeida, Juan Ayuso y Adam Yates, fue un huracán en los kilómetros definitivos del Galibier dejando víctimas de todo pedigrí como el líder ecuatoriano Richard Carapaz, Primoz Roglic, Remco Evenepoel, Jonas Vingegaard, Carlos Rodríguez y Egan Bernal.

Las piernas del esloveno y dos veces campeón del Tour (2020 y 2021) fueron dos verdaderas ráfagas de ametralladora que en las últimas rampas del Galibier lanzaron proyectiles a diestra y siniestra, balas que ninguno de los llamados a luchar por la general pudo esquivar, ni siquiera el campeón defensor, aún maltrecho por el accidente en el País Vasco, Jonas Vingegaard.

Este último sobretodo, el bicampeón danés que tiene la cara de un monaguillo de altar, pero el carácter de un asesino a sangre fría tipo Dexter, aparecía en el horizonte como el único bálsamo posible para la furia del esloveno que hace poco más de un mes levantó en Roma el trofeo sensafine de un Giro en el que no tuvo rival.

Y en esas mismas carreteras italianas que “Poggy” aplanó en mayo lo llevaron hoy a atravesar los Alpes para ya en territorio francés ejecutar uno de sus acostumbrados números para recuperar una camiseta amarilla que aún tenía sus medidas tras lucirla en Bologna.

En el mismo puerto donde Marco Pantani escribió su leyenda en el Tour de 1998 tras hacer trizas bajo un temporal de lluvia, viento y frío a Julich, Jalabert y a su más enconado rival, Ulrich, que ese día cedió 8:57 en la meta frente al inmortal pirata, Pogacar se monta al liderato del Tour en propiedad con 45 segundos de ventaja sobre Evenepoel y 50 sobre Vingegaard que tras retorcerse como un poseso intentando no perder la rueda del esloveno, tuvo que hincar finalmente la rodilla ante la arremetida del de Eslovenia.

El ahora sonriente y buena onda, Primoz Roglic, se pone quinto a más de un minuto con pocos argumentos ante su compatriota que lo dejó con una maldición gitana en el Tour tras aquella cronoescalada a la Planche des Belles Filles. Pero antes en la cuarta posición y rozando el podio aparece un Juan Ayuso que apunta a confirmarse en este Tour como el esperado relevo para el ciclismo español de la generación Contador-Valverde, pero supeditado lo que ordene su equipo y su jefe de filas, misma situación que Joao Almeida que hoy fue otra carta de oro para Poggi y el escuadrón emiratí probando que sus podios en el Giro de Italia no han sido producto de la fortuna.

Carlos Rodríguez y Mikel Landa (se oye celebración del Landismo alrededor del mundo) se estacionan sexto y séptimo con las esperanzas de podio aún intactas tras resistir en el grupo de Vingegaard, pero desde allí deberán remar contracorriente si quieren aspirar a algo más. A más de tres minutos el siempre rendidor Ciccone y nuestro campeón de Tour y Giro, Egan Bernal que cierra el Top 10.

El “Joven Maravilla” aguantó hasta donde las fuerzas lo acompañaron pero al final pagó muy caros los esfuerzos casi sobrehumanos que debe hacer quien ose seguir la rueda de Pogacar, aunque insistimos, hace menos de dos años en un hospital de la sabana bogotana Egan luchaba por su vida y por volver a caminar, su recuperación, documentada para este Tour por el canal Eurosport, debe ser más que objeto de estudio y documentales europeos, un ejemplo para todo aquel que esté pensando en rendirse en cualquier aspecto de la vida.

Solo van cuatro días y ya el Tour muestra una general muy pulida en los hombres que aspiran al podio. Aunque si por algo se ha destacado la carrera a lo largo de sus más de cien años de historia es por causar más de una sorpresa y un drama pues tres semanas son muy largas y no vamos ni siquiera en la mitad de la primera (emoji de manos en la cara y boca abierta).

Este miércoles y jueves habrá tregua con oportunidades para sprinters y cazadores de etapas, a la espera de la Contrarreloj  del viernes donde se espera que regrese a escena el duelo por una general que parece ya cerrada al triunvirato Pogacar-Evenpoel-Vingegaard, aunque tal como hace dos mil años en la Roma de Julio César y Marco Antonio, puede que se esté tramando una cofradía de espadas con Roglic, Rodríguez, Landa, Ciccone y Bernal afilando las dagas, pues queda mucho Tour por delante y eso lo saben bien todos.

Fuente: Sergio Urrego, Enviado Especial Revista Mundo Ciclístico en Valloire, Francia